El papá de Marcelo Martins llegó a Santa Cruz en 1977 para jugar en el club La Bélgica. Se quedó en la capital cruceña tras casarse con Ruth Moreno con quien tuvo siete hijos.
La familia de Marcelo Martins Moreno, goleador de la selección y de las pasadas Eliminatorias del Mundial Catar 2022, está de luto por la partida del jefe de la casa: don Mauro Martins.
¿Quién fue don Mauro? Artífice de que Marcelo, uno de sus siete hijos, sea un destacado futbolista profesional y por quien el Shakhtar Donetsk de Ucrania pagó el 2008 al Cruzeiro de Brasil más de 13 millones de dólares por su ficha.
Don Mauro nació en Sao Paulo, Brasil. En la década de los 70 jugó en Palmeiras y por cosas de la vida vino a Santa Cruz de la Sierra en diciembre de 1977 para jugar en La Bélgica, considerado en esa época una de los clubes más poderosos de la región y que contrataba a jugadores de la selección como Ramiro Blacut y Arturo Saucedo Landa.
Su etapa de jugador en la capital cruceña fue corta, aunque en vida confesó que defendió los colores de varios equipos de la Asociación Cruceña de Fútbol (ACF) y que incluso estuvo cerca de hacerlo en Wilstermann de Cochabamba.
El fútbol hizo que se quedara después en el oriente boliviano, pues esta experiencia deportiva lo llevó a que conociera a Ruth Moreno Espinoza, con quien se casó y de este matrimonio nacieron Marlons, Denis, Gabriela, Marcelo, Jarme, Michel y Sarah.
Como todo futbolero, don Mauro incentivo a que sus hijos lleguen a ser futbolistas profesionales. Fue uno de sus sueños, aunque solo dos de sus tres primogénitos varones alcanzaron este objetivo: Marlons y Marcelo.
Su apuesta fue Marcelo, quien desde niño, cuando jugaba en las canchas de la avenida 2 de agosto y en los campeonatos de barrios, demostró que tenía talento para llegar lejos.
Él presentía que algo grande iba pasar con el “garoto de oro”, como así lo llamaba a Marcelo cuando empezó a jugar en Oriente Petrolero, club en el que debutó en la temporada 2003 con apenas 16 años.
Don Mauro siempre pensó en grande con Marcelo y eso lo llevó a tomar la decisión de sacarlo de Oriente, tomando en cuenta que en el equipo refinero tenía pocas oportunidades de jugar, para llevárselo al Vitoria, un club modesto de Brasil, pero que daba oportunidades a jóvenes talentos.
Este fue el periodo en que Marcelo destacó la actitud de su padre, que se jugó la vida por él. El ‘Flecheiro’ en cierta ocasión contó que don Mauro llegó a pasar hambre y a dormir en suelo, cerca de la cama de él, en la concentración de los juveniles del Bahía con tal de acompañarlo e incentivarlo a que siga luchando para hacer realidad su sueño.
Y eso pasó. Al poco tiempo y luego de convertirse en goleador de Bahía, Marcelo fichó en el Cruzeiro, club que lo catapultó en el fútbol internacional, especialmente en el 2008 cuando fue goleador de la Copa Libertadores.
Con su transferencia a Europa, el sueño estaba cumplido para Marcelo y lo propio ocurrió con don Mauro, que siempre estuvo cerca del goleador. Jamás se apartó de quien considero “el mejor artillero del mundo”.
Ese era don Mauro Martins, un hombre muy apasionado por el fútbol, muy apegado a sus hijos y que supo disfrutar los éxitos del ‘Matador’ hasta donde pudo.