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El esperado debut del Diablito Echeverri en River: soltura, casi gol, apadrinado y ovación

A los 17 años, el Diablito sumó sus primeros minutos en Primera: «Estoy muy contento, fue lindo», dijo.

«Vení, vení. Sí, vos»Martín Demichelis sonríe. Hace gestos como si estuviera llamando a su hijo. Marca, a la distancia, que quiere que venga el chiquito. Automáticamente, un pibito de 17 años va corriendo hacia el banco. El Monumental explota. Sí, es el momento que tanto tiempo se esperó: Claudio Echeverri, la máxima promesa de las Inferiores de Riverdebuta en Primera en el quinto partido que iba al banco de suplentes. Un momento especial e inolvidable, que quedará para siempre en la memoria del Diablito…

Porque fue su noche. Entró como si el césped híbrido del Monumental fuera el desgastado de las canchitas donde desplegaba su magia de más chiquilín en Chaco, donde empezó a deslumbrar con una desfachatez poco habitual niños de su edad. Ni un signo de que le haya pesado este estreno, algo similar a lo que le había pasado cuando saltó a Reserva (no por nada desde que empezó a ser citado en Primera el equipo bajó su nivel y se alejó a 15 puntos del líder): atrevido, reemplazó a Nacho Fernández y la pidió siempre.

Sí, como si tuviera 17 años con el equipo principal y no de edad, en una de las primeras pelotas que tocó, hizo una gran jugada personal por la banda izquierda (fluctuó entre esa zona y el medio), se la llevó y recibió una fuerte patada desde atrás de Arrellaga, que además de costarle la amarilla generó que las 86.000 personas que llenaron el Monumental se pararan y gritaran. Algo similar a lo que hicieron varios jugadores: Enzo Pérez, el más efusivo, saltó rápido a defender al Diablito en una clara señal de que lo quieren proteger.

Suena más que lógico: a pesar de que hace varios años que se habla de Echeverri (es famoso en el Mundo River desde los 11 años, cuando le hizo cuatro goles a la Juventus en un torneo amistoso internacional), no deja de tratarse de un adolescente que incluso ya habló en el Sudamericano Sub 17 acerca de la presión externa que sufre. Pero este jueves se acordó poco de eso. «Estoy muy contento por el debut, fue lindo con toda nuestra gente. Hablaba con Demichelis, sabía que en cualquier momento se iba a dar la posibilidad. Valoro que estuve muy tranquilo», dijo el protagonista de esta historia tan esperada, quien tenía a su familia en la tribuna.

Diablito, pelota pegada al pie (AFP). Diablito, pelota pegada al pie (AFP).

Esta novela pudo haber tenido un final de prólogo más que increíble, pero no se dio por centímetros: ese remate de Beltrán que se transformaría en el tercer gol tuvo un desvío en un hombre de Instituto, que estaba pegado al Diablito. «No la toqué, tapé la visión del arquero, pero no la toqué», confesó lo que ya era una certeza con la cámara de atrás del arco. Igual, el equipo sintió como si hubiera sido suyo: Echeverri rápidamente señaló a la tribuna y se abrazó primero con Beltrán y, luego, con el resto de sus compañeros, a quienes calificó como «muy buenos».

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Echeverri escucha los últimos consejos de Demichelis. Segundos después, el momento más esperado (Prensa River).Echeverri escucha los últimos consejos de Demichelis. Segundos después, el momento más esperado (Prensa River).

«Se habló mucho, pero estuve muy tranquilo. Traté de jugar siempre para agarrar confianza, no para que me pegaran», describió sus sensaciones en la cancha con la humildad que lo caracteriza y tanto le destacan.

La primera noche de muchas ya es historia y quedará para siempre en la memoria del Diablito. Suelto, desfachatado, atrevido, apadrinado… Abróchense los cinturones: el futuro ya llegó.

Diario Olé

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